Las deudas son deudas, aquí en la Patagonia, pero como hay personas diferentes, también hay deudas que no precisamente son iguales a otras. Por ello algunos se han dedicado a clasificarlas, quizás para que las entendamos más, aunque no siempre es el caso, ya que no todos somos expertos en la materia.
Esa es la razón por la que te contaremos qué tipos de deuda existen, para que así puedas comprenderlas y enfrentarlas mejor.
¿Qué significa deuda?
Una deuda es una obligación contraída por alguien que solicitó un favor económico a cambio de cumplir con ciertas condiciones y retribuir lo otorgado. Es decir, es un pasivo que se tiene que saldar en un periodo de tiempo establecido.
En función del emisor
Como ya te dijimos, las deudas se pueden clasificar de diferentes maneras. La primera que abordaremos es la relacionada con el emisor.
Ahí están las públicas (como las de Hacienda y las de Seguridad Social) que se refieren a las que son contraídas con el Estado con inversores nacionales o internacionales, que sirven al país para obtener financiación económica.
Luego están las deudas privadas, o sea las que tiene cualquier persona física o jurídica con una entidad diferente a la Administración para financiar algún gasto o conseguir créditos o préstamos a cambio de devolver el dinero más sus intereses.
En función de la calidad crediticia
En cuanto a las deudas en función de su calidad crediticia, o sea con la capacidad de los deudores de cumplir con su obligación, primero nos encontramos con las senior secured.
Se trata de una deuda corporativa concedida por las entidades financieras a las personas físicas o jurídicas con mayor calidad crediticia.
En segundo lugar están las deudas senior, también corporativas, que tienen una calidad crediticia alta y que, en caso de que la entidad acreedora quiebre, será cobrada por delante de otro tipo de deudas.
La tercera subcategoría es la de deudas subordinadas, que son concedidas por entidades de crédito y grandes sociedades que obtienen beneficios de ellas a partir del cobro de intereses.
Con respecto a la cuarta subcategoría nos encontramos con la deuda híbrida, que tiene una calidad crediticia media porque es emitida por empresas no financieras con el objetivo de conseguir financiación, o sea que son en parte deuda y en parte capital.
En quinto lugar se hallan las acciones, que corresponden a la participación de una persona física o jurídica en algún negocio como forma de inversión y en el que los inversores son los últimos en cobrar las ganancias.
Según la titulación
La titulación es un proceso mediante el cual un activo financiero ilíquido, el cual genera flujos financieros predecibles y estables, se convierte en uno líquido. Así se emiten bonos fuera del balance del banco que producen intereses que se pagan a los inversores. De esa manera se transfiere el riesgo.
En esa línea, existen las titulaciones hipotecarias donde el bono se respalda con una cartera de préstamos, sea hipotecarios residenciales o comerciales.
También están las titulaciones no hipotecarias, que son las respaldadas con cualquier activo que no sea un préstamo hipotecario.
Según la finalidad
Según la finalidad encontramos las deudas ficcionales, son las que adquirimos sin tener en cuenta nuestra capacidad de responder por ellas, o sea que no son asumibles, como comprar un coche del que no podemos pagar las cuotas.
Por otro lado están las deudas hormiga, que suelen ser mencionadas en las conversaciones cotidianas porque son pequeños gastos que se adquieren en el día a día y al sumarse se convierten en uno grande.
Asimismo, nos encontramos con las deudas de subsistencia, o sea las que son adquiridas para pagar elementos necesarios como los servicios públicos del hogar o el alquiler.
Por último, en esta categoría se incluyen las deudas de apalancamiento, que tienen como objetivo generar más ingresos. O sea que si pides un préstamo para invertir en tu negocio, entraría en esta clasificación.

¿Todas las deudas son malas?
En el imaginario de las personas siempre ha estado que las deudas son malas, que son un riesgo enorme al que se recurre solo si es necesario y que es mejor alejarte de ellas pero, también existen las deudas positivas.
Estas son las que se contraen para adquirir bienes o servicios que aumentarán su valor con el paso del tiempo, o sea que se convierten en una inversión. Como si compras un piso que en unos años tienes la posibilidad de vender a un mayor precio.
Sin embargo no hay que ser tan optimista, ya que como existen deudas buenas también hay unas malas. En esta clasificación están las deudas innecesarias, que se adquieren para obtener algo que no necesitas, no puedes asumir el pago o no aumentará su valor.
Finalmente nos encontramos con las peligrosas que tienen condiciones que facilitan que se hagan como una bola de nieve si no las pagamos rápidamente.
Como repaso recuerda que las deudas son obligaciones que se adquieren al solicitar un favor a cambio de devolverlo y retribuirlo, con intereses por ejemplo.
Hay diferentes tipos de ellas, clasificadas según su emisor, la calidad crediticia y la finalidad, y no todas ellas son malas porque algunas sirven para conseguir un beneficio. Si tienes alguna duda sobre tus deudas, ¡escríbenos! Te asesoramos.
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